AMLO, entre Biden y Trump
El presidente mexicano podría jugar incluso de king maker; pero el tema migratorio está tan ausente de su agenda como de los discursos electorales en su país.
Entre octubre y diciembre de 2023, casi un millón de personas fueron detenidas en Estados Unidos cuando trataban de inmigrar a ese país. Es el inicio de un año fiscal (octubre-septiembre) con el número de detenciones más altos, y permite augurar que 2024 podría marcar un récord.
La decisión de gobernadores republicanos de enviar en buses a inmigrantes hacia New York y otras ciudades, lejanas a las fronteras y gobernadas por demócratas, ha hecho que ahora se hable de una “crisis migratoria”; y que ésta se convierta en la segunda preocupación de los electores estadounidenses después de “la economía”.
Habrán leído esta semana sobre cómo la migración es el tema que definirá la carrera por la Casa Blanca. The Economist le dedicó al tema su portada más reciente, y advirtió que los demócratas deben apurar una solución para contener la ola migratoria, si quieren asegurar la reelección de Joe Biden.
También habrían leído que Donald Trump está usando el tema como su caballo de batalla, a tal punto de presionar a los republicanos en el Congreso para que rechacen la reforma migratoria bipartisana a la que aspira Biden.
Lo notable de estos titulares es que dejan fuera al tercer actor relevante en una solución a la crisis: México.
De ese casi millón de inmigrantes detenidos al cierre de 2023, el 79 por ciento ingresó a través de la frontera con México. Los “encuentros”, como los define US Border Control, incluyen a personas que intentaron ingresar legalmente al país, pero no cumplían con las condiciones para solicitar asilo; o quienes ingresaron a territorio estadounidense de forma irregular. Este segundo grupo representa el grueso de las detenciones.
Ahora, imaginen si, cuando todavía faltan 10 meses para las elecciones estadounidenses, el número de cruces en la frontera se redujera drásticamente.
Biden y los demócratas podrían usar las nuevas cifras como una muestra de que han logrado controlar la ola migratoria y de que sus políticas están dando resultado; dejando a Trump sin su principal arma de campaña.
Imaginen ahora el escenario contrario. ¿Qué pasaría si México relaja aún más los controles en sus fronteras y facilita con ello el aumento del tráfico de personas hacia Estados Unidos? Si en lugar de detenciones mensuales, las patrullas fronterizas ven ese número subir en 10 o 20 por ciento; lo que a su vez supondría un aumento de los ingresos que no son detectados.
¿No tendría Trump armas suficientes entonces para ganar los votos de los indecisos?
Hasta ahora, sin embargo, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no ha caído en cuenta de la influencia que podría tener en las elecciones estadounidenses. Las dos reuniones que EEUU ha tenido con la administración de AMLO en el último mes no han llevado a acuerdos concretos.
AMLO ha planteado que EEUU dedique US$20.000 millones a un fondo para generar empleos en Centroamérica y otros países de origen de los migrantes. Más allá de la vaguedad y errada aproximación de la propuesta de su propuesta (¿quién manejará los fondos, qué empleo se crearían, terminarían con la inseguridad, se darían fondos al régimen de Nicolás Maduro?), AMLO no muestra una agenda real para controlar la migración, pero tampoco intenciones de agravar la crisis.
Es como si el problema no fuera también de México. Tendencia que continúa con las dos principales candidatas a la presidencia. Ni la oficialista Claudia Sheinbaum, ni la candidata de oposición Xóchitl Gálvez han incluido la crisis migratoria en sus eventos o discursos electorales. Sheinbaum ha adoptado el discurso de AMLO y la idea de combatir el problema con inversiones de EEUU en los países de origen. La candidata de oposición Xóchitl Gálvez espera mayor cooperación de EEUU y ha criticado al gobierno actual por no darles ayuda y protección debida a los migrantes que arriban y permanecen en el país.
AMLO ganaría el respaldo del mundo Occidental (especialmente europeo) a su gestión si ofreciera las condiciones para debilitar a Trump y fortalecer a Biden. AMLO, y su candidata, ganarían además si aseguraran más fondos de EEUU para atender a los millones de migrantes que permanecen en su territorio a la espera de cruzar la frontera.
Según el Instituto Nacional de Migración de México, migrantes de diferentes países pagan entre UUSD 7.000 (desde Centroamérica) y USD 40.000 (desde Asia) a traficantes que les prometen cruzar la frontera, incluyendo en el “paquete de viaje” los amparos legales necesarios para transitar por México. Para que se hagan una idea del negocio: el propio INM registró 40,8 millones de ingresos regulares a México en 2023.
Sin un acuerdo entre AMLO, su sucesora, y Trump o Biden, los únicos que ganan son los coyotes y traficantes de personas.