Reordenar las prioridades
El camino a un mundo net-zero pasa primero por asegurar el suministro eléctrico.
Ya sea por temporales, sequías o incendios forestales. Las redes de energía de diversos países en Latinoamérica han mostrado su vulnerabilidad a eventos climáticos más recurrentes
Ecuador se prepara para su tercera ola de apagones en los que va del año, y en Brasil el gobierno está recurriendo a fuentes térmicas ante la reducción de los embalses de las hidroeléctricas.
Son sólo dos ejemplos que deberían encender las alertas en la región. Si bien se puede jactar de tener la matriz energética más limpia, con un 64% de fuentes renovables, Latinoamérica se está quedando atrás en fortalecer la resiliencia de dicha red. Un 45% de la electricidad que se produce en la región proviene de fuentes hidroeléctricas, y en algunos países alcanza el 70%.
La Agencia Internacional de Energía (IEA) ya ha advertido de la vulnerabilidad del sistema ante los cambios climáticos. Pero sus recomendaciones se enfocan en financiar estudios y aumentar las inversiones en la renovación de una infraestructura que, en su mayoría, data de hace tres décadas. Mientras, en la discusión pública las respuestas apuntan a aumentar la participación de la energía solar y eólica en las matrices.
¿Por qué no hablamos de energía nuclear?
La energía nuclear es más eficiente. Primero, su factor de capacidad es mucho mayor: mientras que las plantas nucleares operan al 93% de su capacidad todo el año, las solares y eólicas solo alcanzan entre 30-35%; su densidad energética es mayor, es decir su nivel de producción es inmensamente superior al de los paneles solares, por ejemplo; y, sobre todo, su producción es constante, evitando la necesidad de depender de baterías de almacenamiento o ciclos de intermitencia.
Tras años de mala prensa, finalmente la IEA lanzó una iniciativa para validar y promover el uso de la energía nuclear como una vía rápida para reducir emisiones.
La carrera ha comenzado, y Latinoamérica se va quedando atrás. China e India lideran en el desarrollo de nuevos reactores y plantas de energía nuclear. En Europa, Suecia presentó un plan para triplicar su producción nuclear, que le permitirá duplicar su capacidad eléctrica hacia 2045. República Checa aprobó la construcción de dos nuevos reactores Pero hay países emergentes, como Bangladesh, Malaysia y Vietnam, que ya han iniciado planes para desarrollar sus propios sistemas de energía nuclear con miras a aumentar su competitividad y reducir la dependencia de fuentes externas.
Después de África, Latinoamérica es la región del mundo donde la demanda eléctrica más aumentará hacia 2050, pasando del 19% del consumo energético en 2023 a 48,2% en 2050. Al mismo tiempo, es una de las regiones donde las fuentes tradicionales de energía, como las hidroeléctricas, son más vulnerables a los fenómenos climáticos.
La matriz energética está formada por un conjunto de fuentes de energía. En nuestra carrera por reducir emisiones y reemplazar las fuentes fósiles no deberíamos cometer el error de crear una red dependiente de fuentes vulnerables a los factores climáticos. Así lo reconoció la IEA y el propio IPCC (Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), el camino al net-zero pasa por también por un mayor componente nuclear en nuestra matriz energética. ¿Dónde está la discusión en Latinoamérica?